La honestidad es una cualidad humana consistente
en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad, y de acuerdo con los
valores de verdad y justicia. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple
respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros sentidos,
la honestidad también implica la relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo.
Una persona honesta habla con la verdad y vive de
acuerdo con la verdad, renuncia a las mentiras o las trampas y afirma en cada momento
los valores que son más importantes para ella. Sabe defenderlos más allá de los
beneficios y ventajas prácticas que la mayoría de la gente suele poner delante.
Es sincera: no dice palabras falsas para quedar bien con los demás ni recibir
su aprecio, no se apropia de los valores ajenos para aprovecharse de ellos, no
toma los objetos que no le pertenecen y prefiere la paz de su corazón al éxito,
la riqueza o el triunfo obtenidos con engaños o acciones prohibidas por las
normas de su comunidad. En vez de ocupar su pensamiento en qué le quita o cómo
se aprovecha de la gente y las situaciones, trabaja y se esfuerza para obtener
logros seguros y disfrutarlos tranquilamente.